jueves, mayo 20, 2004

Y la verdad os hará libres

La Biblia es sin duda un libro muy singular. Basado en él se ha creado uno de los estados más poderosos que haya conocido la humanidad: El Vaticano. Es un estado sin ejercito pero no lo necesita, ya que ningún otro estado del planeta osa siquiera enfrentarlo. Aparentemente no posee un lugar físico con fronteras como tienen los otros estados pero tampoco lo necesita. El Vaticano es tan poderoso que en realidad no tiene frontera ya que se encuentra inmerso en cada uno de los otros estados independientemente de su color político o religioso. Aunque en teoría no tiene una política tributaria sus finanzas ya las quisieran tener muchos de los otros estados y su estrategia de recaudo es tan eficaz que incluso el más pobre de sus súbditos es feliz aportando voluntariamente a su estabilidad económica.

Y como dije al principio, el fundamento de este estado es La Biblia. Bueno, en realidad ni siquiera es así, porque aunque ellos mismos pregonan que ésta es la palabra de Dios, no han tenido ningún inconveniente para tergiversarla a su antojo con tal de justificar sus actos.

No me considero ateo. Simplemente no creo en la iglesia católica ni en sus rituales ni mucho menos en sus representantes (llámense sacerdotes, obispos, arzobispos o papas). Pero sí creo en la existencia de un ser supremo. Aún no sé si creo por los rezagos de mi entorno cultural, o por mi asombro al saber (después de mucho leer e investigar) lo infinitamente maravilloso que es este universo y su logro más portentoso: la vida.

En todo caso, quizás mi imagen de ese ser sobrenatural llamado Dios, se parece muy poco a la que la mayoría de seres católicos tienen. Para mí, Dios no es un ser con barba blanca y túnica resplandeciente que habita en los cielos y gobierna nuestras vidas, castigando a los que no siguen sus preceptos y que “dará vida eterna” a los que los siguen sus mandatos. En realidad considero muy simplista esta visión de un Dios omnipresente y omnipotente. No encaja con mis conocimientos del universo y es hasta contradictorio en sí mismo: por un lado, este Dios omnipotente declara en la Biblia que “no se mueve ni una hoja sin que Dios no lo desee”, pero por otra, nos juzga por nuestros actos, sobre los cuales, según la anterior aserción, no tenemos ningún control.

Desde temprana edad era para mi evidente lo poco creíble que resultaban algunos pasajes bíblicos, pero la cultura en la cual crecí, niega cualquier posibilidad de análisis. La religión católica parece haber inventado la regla “PROHIBIDO PENSAR”.

La Biblia está llena de contradicciones, algunos pasajes son inverosímilmente absurdos. Sin embargo, con este libro se ha venido manipulando a la mayoría del mundo occidental por más de dos milenios. Millones de vidas han sido afectadas de una u otra forma a través del tiempo por el culto católico. Pero muy pocos se han detenido a pensar y a analizar con verdadera seriedad la Biblia. ¿Quiénes la escribieron? ¿En qué condiciones? ¿Cómo se decidió su contenido? ¿Quiénes decidieron su contenido? ¿En qué se basaron? ¿Qué motivos tenían para hacerlo?

La iglesia católica ha manipulado a la Biblia de una manera a veces tan descarada y burda en pro de sus intereses que la verdad quizás nunca pueda ser descubierta, y siendo la verdad algo relativo, talvez no exista en ninguna parte, pero en el proceso racional de su búsqueda podemos alcanzar cotas de libertad que nos alejen de la servidumbre a la que la mentira y la hipocresía intentan someternos en su intrínseco esfuerzo por moldearnos como creyentes acríticos.

Estos escritos son simplemente pura reflexión, sin ninguna pretensión más. No intento convencer a nadie de nada, ni atacar a nadie, aunque sin duda la iglesia católica se sentirá atacada. Simplemente trataré de exponer de manera sencilla lo que he venido descubriendo a través de lecturas autodidactas que he venido realizando. No he descubierto nada nuevo. Decenas de investigadores infinitamente más autorizados que yo ya han publicado trabajos científicos que literalmente dinamitan los documentos básicos del cristianismo.

Curiosamente, mi principal fuente de datos es la misma Biblia. El máximo enemigo de los dogmas católicos reside en las propias Escrituras, ya que estas, como veremos, los refutan a simple vista. A pesar de que la iglesia católica ha manipulado las escrituras para justificar sus dogmas, dicha manipulación ha sido generalmente tan burda que los investigadores experimentados han podido demostrar claramente el verdadero origen de los escritos. El contenido de los documentos bíblicos obedece siempre a necesidades político-sociales y religiosas concretas de la época en que aparecieron. Se escribieron en tiempos casi siempre identificables, por sujetos con intereses claramente relacionados con el contenido (tratándose a menudo de personas y épocas diferentes a las que son de fe), y han sido el resultado de múltiples reelaboraciones, añadidos, mutilaciones y falsificaciones en el transcurso de los siglos. En pocas palabras, en mi concepto, no hay la más mínima posibilidad de que Dios tuviese algo que ver con la redacción de las escrituras. Ahora bien, si es cierto que la Biblia es “palabra de Dios”, entonces la iglesia católica, al falsearla y contradecirla está traicionando directamente la voluntad de Dios, al tiempo que mantiene un engaño monumental que pervierte y desvía la fe de sus fieles.

¿Porqué hasta ahora se empieza a hablar de este engaño? La iglesia católica ha ejercido un poder casi sublime sobre la Biblia. Durante dieciocho siglos mantuvo la prohibición de traducir las escrituras a idiomas diferentes del griego y el latín, bajo pena de prisión perpetua, y sólo podían hacerlo traductores autorizados por el clero. De tal manera que la Biblia sólo podía ser leída por una escasa minoría que supiera griego y latín. En el siglo XVI Martín Lutero, desafiando a la iglesia, la tradujo al alemán. La primera Biblia en español se imprimió en la última década del siglo XVIII. La investigación realizada por avezados científicos a lo largo de estos dos últimos siglos ha venido tomando poco a poco fuerza a medida que la misma iglesia católica se ha ido desautorizando ante sus mismos fieles con sus actitudes poco coherentes con lo que predican. El temor a Dios, y a sus “representantes” en la tierra, y una fe ciega por parte de los fieles dejan poco espacio a la reflexión y al razonamiento. Por ello, considero importante difundir el resultado de estas investigaciones. Como bien lo dice la propia Biblia, «la verdad os hará libres» Jn 8, 32.

3 comentarios:

BELMAR dijo...

Sal entre tus pechos, una ola que con su beso te acaricia.
La marea te alcanza, te sumerge, te sojuzga.
su espuma blanca te llena y luego se escurre
desde la entrepierna hasta las rodillas.

Anónimo dijo...

Uiiiiis... ¿es eso erótico o soy un verderolo? xD

Excelente post :)

Onieto dijo...

Y la verdad os hara libres es un título bastante pretensioso para este post, ya que abrirle los ojos a la humanidad con la gran noticia de que la iglesia católica manipula la biblia no es el gran aporte. Cuál es la verdad que nos está haciendo libres con este post? leer e interpretar la biblia de esta manera tan pobre deja todo que desear...al menos cambien el titulo del post por "me he dado cuenta que el agua moja"